Estos días de descanso he podido visitar el lugar donde creció nuestro padre. Montes, bosques, praderas llenas de flores... Un lugar idílico, envidia de la mismísima Heidi.
Y entre esas flores me llamó la atención una flor sencilla, de color azulón, escondida entre otras flores, parecía pasar desapercibida pero que desprendía algo especial, igual que nuestro padre.
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